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Ética

La problemática de la identidad humana frente a la Inteligencia Artificial

Escrito por:

Isabel Otilio Garduño photo

Isabel Otilio Garduño

13 de octubre de 2025 · 14 min lectura

La problemática de la identidad humana frente a la Inteligencia Artificial

“La realidad es interioridad infinitamente interesada en existir, lo que cada individuo ético es para sí mismo”. Søren Kierkegaard, Migajas filosóficas.

Introducción

Antes de entrar de lleno con los propósitos de este escrito me gustaría enfatizar algo indispensable al momento de reflexionar sobre la realidad y la naturaleza de los planteamientos humanos; vivimos inmersos en una banalidad sin precedentes donde parece ser, por momentos, que observamos de manera indiferente lo que se nos muestra en el mundo, olvidando que detrás de sí esconde una complejidad inaudita, ante ello, el acercamiento que debe de realizar el individuo frente a las preguntas más problemáticas no debe ser indiferente, sino inclinado a profundizar en la complejidad de sus implicaciones. La invitación que quisiera hacerle al lector es que, lejos de observar el mundo a través de una mirada ajena, trate de aventurarse a problematizar y a contemplar la realidad a partir de su propia vista, de igual modo, que se sumerja y reflexione los problemas que abordaremos a lo largo del presente escrito.

Uno de los planteamientos más profundos e íntimos que se han presentado en el terreno de la filosofía es, sin duda, el problema por desentrañar lo qué es la identidad en el hombre, así como el papel tan fundamental que posee, pues ha sido una interrogante que ha aquejado a los individuos a lo largo del tiempo, y que propiamente, plantea el sentido del ser humano en el mundo. Atendiendo con los propósitos del presente escrito, resulta menester señalar, con mayor precisión, los planteamientos que abordaremos a lo largo del blog; en primera instancia, hablaremos sobre el problema de la identidad en el ser humano, y finalmente, como se ve problematizada la identidad del individuo frente a la introducción de la Inteligencia Artificial, retomando el concepto de “vergüenza prometeica” del filósofo Günther Anders.

I. El problemático concepto de identidad en el ser humano

La historia humana a lo largo del tiempo ha sido compleja, pues nos hemos planteado de manera constante nuestra condición en el mundo, asimismo, hemos tratado de responder a ciertos cuestionamientos fundamentales, como: ¿Quién soy? ¿Cuál es el propósito de mi existencia? ¿Qué me constituye como individuo? Estos planteamientos son profundos, pues tienen de fondo el problema por tratar de entender nuestra identidad.

Hablando propiamente sobre la identidad, resulta bastante interesante lo que nos menciona el filósofo español Fernando Brocano, en su obra llamada Sujetos en la niebla. Narrativas sobre la identidad, en específico cuando nos habla sobre la importancia que tiene este concepto: “Tras este concepto se esconde un importante valor y un elemento normativo que es y será persistente en nuestra cultura: tiene que ver con la exigencia de diferenciación, de reconocimiento, de capacidad de autopresentación en un espacio plural y pluralista, de aspiración a ser autointeligible en las propias motivaciones, y de agencia en los planes de vida”. ¹

Retomando algunas ideas de la cita anterior del pensamiento de Brocano, parece ser que la identidad es un elemento que nos constituye como seres humanos, pues nos posibilita para representarnos y hacer visible nuestra subjetividad frente al mundo que nos rodea, sin embargo, es importante recordar que el problema de la identidad es más complejo, pues como tal, parece ser que el ser humano, constantemente, se encuentra en la búsqueda de hallar sus propios propósitos en el mundo y de encontrarse a sí mismo.

Para reflexionar un poco más sobre el problema de la identidad, me parece relevante lo que nos menciona el filósofo alemán Martin Heidegger, en su obra Introducción a la filosofía de la religión, cuando se refiere a la experiencia subjetiva que tiene cada ser humano con su identidad: “La experiencia de la vida es algo más que una mera experiencia que toma nota, ya que constituye la posición total activa y pasiva del hombre con respecto al mundo. Si examinamos la experiencia fáctica de la vida sólo según la dirección del contenido experienciado, lo que se experiencia, lo vivido, se designa como «mundo» y no como «objeto»”. ²

Para comprender de manera más precisa las palabras de Heidegger, nos menciona que el ser humano no se reduce a ser un objeto inerte e indiferente frente a su realidad, sino que el ser humano tiene una manera particular de habitar en el mundo, de experimentar su realidad y de modificarla; de ahí puede derivarse que sea tan problemático para nosotros definir de manera concreta y definitiva nuestra identidad, debido a que cada ser humano representa una multiplicidad compleja y con propósitos muy inciertos, y en ese sentido, tratamos de comprender nuestro propio yo y el mundo ajeno; aunque no sabemos muy bien lo que conforma nuestra identidad como seres humanos.

Imagen artística- representativa de las distintas facultades mentales (lógica, razonamiento y creatividad).

Imagen artística- representativa de las distintas facultades mentales (lógica, razonamiento y creatividad).

Hablamos con anterioridad que la cuestión de la identidad humana es compleja y profunda pues como bien nos lo señala el filósofo danés Soren Kierkegaard en su obra O lo uno o lo otro. Un fragmento de vida: “El hombre descubre entonces que el “sí mismo” que ha elegido contiene una infinita multiplicidad, y ello porque tiene una historia, una historia en la que él reconoce la identidad consigo mismo. Esa historia es variada, pues en ella se relaciona con otros individuos de la misma especie”.³ En este sentido, la identidad es algo que parece ser personal como universal, y que en esencia, resulta complejo tratar de definir con certeza y exactitud cuál es nuestro propósito en el mundo y qué nos hace humanos, pues, a pesar de que somos de una misma especie, parece que cada persona ha tratado de encontrar su identidad personal, y más complejo aún, tratar de comprender por qué somos la única especie que se hace cuestionamientos así de enigmáticos.

II. La identidad del hombre frente a la inteligencia artificial: una perspectiva desde Günther Anders

Hablando propiamente de los propósitos de este segundo apartado, trataremos de reflexionar la relación que el hombre ha tenido con la tecnología y con la Inteligencia Artificial, y cómo se ha visto problematizado por ellas. Para ello me parece muy interesante rescatar un planteamiento que expone el filósofo austríaco Günther Anders, en su obra más importante llamada La obsolescencia del hombre; en esta obra menciona de manera reiterada el concepto de “vergüenza prometeica”, que a mi perspectiva, puede ser una idea importante para comprender el problema de identidad que lidia el individuo frente a la tecnología y a la Inteligencia Artificial.

Para explicar la idea de “vergüenza prometeica”, que nos expone Günther Anders, resulta importante comprender el mito de Prometeo, que de ahí se retoma mucho del planteamiento central; Prometeo fue un titán en la mitología griega que entregó el fuego a los hombres, les dio el conocimiento y el poder para sobrevivir en la hostilidad de la naturaleza; una vez que el ser humano tuvo conocimiento, se enfrentó a varios dilemas, pues según Anders, el individuo no sintió orgullo por poseer muchos saberes, sino que experimentó una profunda vergüenza al concebirse inferior a los dioses, en ese sentido, es relevante vislumbrar que esta misma vergüenza la puede llegar a experimentar el ser humano frente a la tecnología y a la Inteligencia Artificial.

Hablar del sentimiento de “vergüenza prometeica” en el individuo, frente a la tecnología y a la inteligencia artificial, resulta ser muy complejo, en primera instancia porque estas herramientas han ayudado de manera exponencial a la resolución de problemas, así como al crecimiento y avance de la sociedad en diferentes campos del conocimiento; no obstante, parece ser que el hombre se encuentra en una situación bastante problemática, pues se cuestiona por el límite de sus capacidades, sus propósitos, así como por lo que lo constituye como persona.

Dicho lo anterior, parece que el ser humano se enfrenta a un sentimiento de inferioridad, pues como bien nos dice Anders: “El hombre, por tanto tiene que adoptar alguna medida. Su sueño, claro, sería ser igual que sus dioses, los aparatos; más exactamente: formar parte por completo de ellos, en cierto modo ser consustancial a ellos”.⁴ A este respecto, el ser humano se ve problematizado a sí mismo, pues a pesar que los inventos e innovaciones han surgido de su propio intelecto, generalmente se compara frente a sus propias creaciones, ya que estas pueden llegar a ser más rápidas, eficientes y precisas al momento de realizar tareas determinadas; en contraste con la imprecisión y las fallos que pueden encontrarse cuando un ser humano hace alguna actividad.

El problema se vuelve más complejo, pues parece ser que el hombre no solamente puede llegar a avergonzarse sobre sus capacidades, sino también por su propio origen, pues como nos dice Günther Anders: “Y si se avergüenza de su origen anticuado, también se avergüenza del resultado imperfecto e inevitable de ese origen: de sí mismo”.⁵ Teniendo en cuenta estos planteamientos, es fundamental reflexionar que la tecnología, así como la Inteligencia Artificial, modificaron la forma en cómo el individuo se percibe a sí mismo en el mundo y el sentido de su propia identidad; pues, si una Inteligencia Artificial puede hacer las labores del hombre de una manera más rápida y eficiente, ¿Qué le queda por hacer? ¿Es acaso que el ser humano, así como sus capacidades individuales, quedarán obsoletas frente a los avances constantes de la tecnología y de la Inteligencia Artificial? ¿Qué futuro le aguarda al individuo si muchas de sus actividades se ven reemplazadas por las automatizaciones de la tecnología y de la IA? Son muchas preguntas, pero que a mi consideración, vale la pena que las reflexionemos seriamente, pues es la realidad a la que nos estamos enfrentando.

Retomando esta cuestión de la identidad, parece ser que colocaron en una situación paradigmática al ser humano, pues como bien nos dice el matemático estadounidense John Von Neumann: “El proceso en aceleración constante de la tecnología … parece sugerir que nos acercamos a una singularidad esencial en la historia de nuestra raza, tras la cual los asuntos humanos tal y como los conocemos no podrán seguir igual”.⁶ En ese sentido, estamos viviendo en una época de cambios estructurales e ideológicos desde los cimientos, no solamente por los avances constantes de la tecnología, sino porque de manera constitutiva estamos retomando la pregunta fundamental por el sentido de nuestra existencia y el de nuestra identidad; planteamiento filosófico que nos ha aquejado durante gran parte de nuestra historia, y que la IA nos ha venido a recordar de forma muy seria.

Dicho lo anterior, y a manera de analogía con el concepto de Günter Anders sobre la “vergüenza prometeica”, los seres humanos somos como un Prometeo contemporáneo, ya que vivimos en una sociedad con demasiados conocimientos y herramientas tecnológicas, pero que a pesar de ello, sentimos cierta incertidumbre; en primera instancia, porque somos conscientes de los límites de nuestras capacidades, y en segundo término, por nuestro futuro; pues, si las máquinas y las herramientas nos superan, como parece que está sucediendo, ¿Qué le queda por hacer al hombre en el mundo? ¿Acaso estamos condenados a ver cómo la tecnología y el avance de la Inteligencia Artificial nos deja atrás?

El ser humano es complejo, lleno de preocupaciones, sueños y con aspiraciones de crear, a veces se siente insatisfecho e incompleto por ser quien es, no quiere sentirse “no hecho” y abandonado a la deriva, pues, como bien nos dice John Von Neumann sobre el ser humano: “El quiere hacerse a sí mismo no porque no soporte ya nada de lo que no ha sido hecho por él mismo, sino porque tampoco quiere ser nada no hecho. No porque le indigne ser hecho por otro (Dios, los dioses, la naturaleza), sino porque no es hecho y, en cuanto no hecho, está sometido a todos sus productos fabricados”.⁷

La tecnología, así como la IA, tal vez le han hecho recordar que es un ser “no hecho”, y que anhela, de alguna manera, poder ser imperecedero y útil como lo que ha creado, es por ello que en algún momento hemos escuchado de estas aspiraciones o sueños a largo plazo de algunos individuos por fusionarse con la IA y con la tecnología, que vendría siendo uno de los objetivos implícitos de la Human Engineering: “Así, acomete ese intento; y lo hace en determinadas auto metamorfosis, que denomina Human Engineering, o sea, "ingeniería aplicada al hombre".⁸

Sin embargo, esas aspiraciones por realizar una auto metamorfosis con la tecnología tienen de fondo la idea implícita de buscar sentirse completo y “realizado”, pues, tal vez, plasma en gran medida el sentido de inferioridad que nos refirió Anders con el término de “vergüenza prometeica”, y a medida que la IA y la tecnología van en constante desarrollo, pareciera que el ser humano, lejos de encontrarse a sí mismo en sus innovaciones, se desdibujara cada vez más, sin saber muy bien quién es, y qué fundamenta su existencia.

Antes de finalizar con este blog, y a manera de conclusión general sobre el problema de la identidad humana frente a la tecnología y a la Inteligencia Artificial; me gustaría rescatar un último fragmento del libro de Günther Anders, y que nos puede dar un punto de vista más profundo y reflexivo sobre las cuestiones que hemos analizado a lo largo de este escrito, y es el siguiente: “En cierto modo, Prometeo venció demasiado triunfalmente, tanto que ahora, confrontado con su propia obra, el orgullo, que fue tan natural en el siglo XIX, empieza a desaparecer para quedar reemplazado por el sentimiento de la propia inferioridad y miseria. "¿Quién soy yo?': pregunta el Prometeo actual, el bufón cortesano de su propio parque de máquinas, "’¿quién soy yo?".⁹

Esa es la pregunta fundamental que nos ha replanteado la tecnología y la Inteligencia Artificial en la actualidad, y que es relevante que la pensemos hoy más que nunca, pues no solamente atiende al contexto en el que vivimos, sino que trata de entender la forma en cómo nos concebimos a nosotros mismos, lo que nos constituye como seres humanos; pues como bien lo dijo Fernando Brocano: “El autoconocimiento es el conocimiento como visión de lo más divino que tiene la persona, el alma”.¹⁰ Y es ese el conocimiento que debemos de encontrar, en especifico, plantearnos sobre nuestra identidad y tratar de vislumbrar en que consiste la esencia del hombre, su alma; y lo que nos hace diferenciarnos de los instrumentos y las máquinas que construimos.

Finalmente, quisiera decir que lo más importante de esta breve reflexión sobre la problemática de la identidad humana frente a la tecnología y a la Inteligencia Artificial (y lo que deseo que el lector se lleve consigo), no es propiamente que haya conseguido respuestas definitivas a esta problemática, sino, más bien, que se lleve dudas y preguntas, así como un gran interés por pensar más a fondo sobre esta cuestión; pues, a pesar de que en este escrito me basé principalmente en el filósofo Günter Anders, lo cierto es que hay otros puntos de vista, y es relevante intentar abrir el diálogo y ampliar nuestras perspectivas en torno a las problemáticas de la tecnología y de la IA en general, y más sobre cuestiones éticas como las hemos planteado aquí.

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1 Fernando Brocano, Sujetos en la niebla. Narrativas sobre la identidad, Herder, Barcelona, 2013, 25

2 Martin Heidegger, Introducción a la fenomenología de la religión, Ediciones Siruela, España, 2005, 46

3 Soren Kierkegaard, O lo uno o lo otro. Un fragmento de vida II, Ediciones Trotta, Madrid, 2007, 196

4 Günter Anders, La Obsolescencia del Hombre, Ediciones Pre-Textos, Valencia, 2011, 51

5 Ibid., 52

6 John Von Neumann, El mito de la Inteligencia Artificial, Larson Erik, 51

7 Ibid., 42

8 Ibid., 52

9 Ibid., 41

10 Fernando Brocano, Sujetos en la niebla. Narrativas sobre la identidad, pág. 15

Referencias bibliográficas:

Anders, G. (2011). La obsolescencia del hombre, Ediciones Pre-Textos, Valencia.

Brocano, F. (2013). Sujetos en la niebla. Narrativas sobre la identidad, Herder, Barcelona.

Heidegger, M. (2005). Introducción a la fenomenología de la religión, Ediciones Siruela, España.

Kierkegaard, S. (2010). Post scriptum: No científico y definitivo a “Migajas filosóficas”. España: Ediciones Sígueme.

Kierkegaard, S. (2007). O lo uno o lo otro. Un fragmento de vida II. Madrid: Trotta.

Von Neumann, J. (2015). El mito de la Inteligencia Artificial, Larson Erik, España.